Roma. – La selección italiana consiguió este jueves hacer buena su ventaja inicial de dos goles para sobrevivir después ante Bélgica (2-2), cuando se quedó con 10 jugadores al borde del descanso tras la expulsión de Lorenzo Pellegrini que condicionó todo el encuentro, pero que no evitó que mantuviera el liderato del grupo en la Liga de Naciones.
Fue una noche complicada para Pellegrini, el número 10 de Italia. Tras un inicio complicado con el Roma, criticado, por un parte, de la afición de su club, del que es capitán, volvió a la que es su casa, al Estadio Olímpico de la capital italiana, para intentar reconducir su temporada. Sin embargo, una mala decisión en el minuto 38, encarnada en una entrada a destiempo, le costó su partido y condicionó el buen hacer de los suyos en los primeros minutos.
Porque Italia, en casa, tras dos partidos convincentes en las dos primeras jornadas ante Israel y Francia, salió con todo. Y con un Dimarco sublime por el perfil zurdo, generador de peligro constante. El carrilero del Inter, indiscutible tanto con el actual campeón del 'Scudetto' como con la 'Nazionale', sacó un gran centro raso en el minuto 2 de partido que encontró en Cambiaso el autor del primer gol.
El todocampista de la 'Juve', utilizado por todas las posiciones del campo, se estrenó en su cuarto partido como internacional como goleador.
No terminó ahí el dominio de una Italia renovada tras el desastre en la Eurocopa, más libre, más cómoda. Luciano Spalletti reconoció que rebajó la presión en el vestuario y su estrategia está dando resultados. Porque en el minuto 24 llegó el segundo de partido, dominado totalmente. Nació, otra vez, en la calidad de Dimarco, que se inventó un cambio de orientación con el exterior de nuevo en busca de Cambiaso, en una conexión perfecta entre los dos carrileros.
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Disparó a puerta el juventino, pero detuvo Casteels. Eso sí, el meta belga dejó un rechace muerto que Retegui no dejó escapar para anotar el segundo gol del partido.
Era un partido bajo control. Italia tenía el balón, las ocasiones y la tranquilidad. Bélgica no había hecho el amago de amenazar siquiera el dominio con una contra o una acción individual hasta el minuto 38 de partido. Fue en ese minuto en el que el partido dio un cambio radical de dirección, un giro de 180º que acabó con las posibilidades de Italia.
Un mal pase de Bastoni en salida de balón terminó con Pellegrini cortando la jugada con una entrada a la altura del talón de Trossard que le supuso -VAR mediante- la roja directa. Tres minutos más tarde de la expulsión, tiempo de revisión, Bélgica botó la falta y puso en práctica la pizarra con éxito. Maxim De Cuyper finalizó desde la frontal y puso el 2-1 con un zurdazo al que no pudo llegar Donnarumma. De la nada, los belgas se metieron en el duelo, con un hombre más y el impulso del gol.