Estados Unidos.- Cada 17 de febrero, el mundo del baloncesto celebra el nacimiento de Michael Jordan, considerado por muchos como el mejor jugador de todos los tiempos. Su impacto en el deporte y la cultura va más allá de los seis anillos con los Chicago Bulls, ya que fue una figura icónica para la globalización del baloncesto y la NBA.
La dinastía de los Bulls: un dominio irrepetible
Con su liderazgo y talento, Jordan llevó a los Bulls a seis campeonatos de la NBA en la década de los 90, logrando dos tricampeonatos (1991-1993 y 1996-1998). Su capacidad para definir partidos en los momentos clave y su mentalidad competitiva lo hicieron único. Además, su asociación con Scottie Pippen y el entrenador Phil Jackson construyó una dinastía que aún hoy sigue siendo la referencia en la NBA.
Los Bulls nunca encontraron a su heredero
Desde el retiro definitivo de Jordan en 2003, los Bulls han buscado sin éxito una nueva superestrella que los lleve de regreso a la cima. Aunque han tenido jugadores talentosos como Derrick Rose, quien ganó un MVP en 2011, la franquicia no ha logrado repetir la grandeza de la era Jordan.
Más que un jugador, una marca global
El impacto de Michael Jordan no se limita a la duela. Su legado con Jordan Brand, la línea de zapatillas de Nike, sigue siendo un fenómeno en la industria del calzado deportivo. Además, su influencia se mantiene en el baloncesto moderno, con jugadores como LeBron James y Kobe Bryant admitiendo que crecieron inspirados por él.
A sus 62 años, Michael Jordan sigue siendo la vara con la que se mide a cualquier estrella del baloncesto. Su historia sigue viva en cada generación, porque a pesar de la gran diferencia de años, los jugadores jóvenes lo siguen recordando como un símbolo vigente en el baloncesto.