México.- Manuel Negrete, uno de los mejores futbolistas mexicanos de todos los tiempos, nació el 11 de marzo de 1959. Su historia en el fútbol comenzó con los Pumas de la UNAM, equipo con el que debutó en Primera División en 1979. A pesar de no ser delantero, dejó su huella como uno de los máximos goleadores en la historia del club, anotando 101 goles con la camiseta azul y oro.
Pero si hay un momento que inmortalizó su nombre en el fútbol mundial, fue aquel 15 de junio de 1986. En el Estadio Azteca, ante más de 100 mil almas, México enfrentaba a Bulgaria en los Octavos de Final de la Copa del Mundo. Corría el minuto 35 cuando Negrete nos regaló un instante de pura magia.
El balón le llegó a los linderos del área, lo controló con sutileza y, en un toque de genialidad, hizo una pared con Javier Aguirre. La devolución fue perfecta. Sin pensarlo dos veces, Negrete se suspendió en el aire y, con una media tijera impecable, mandó el esférico al fondo de la portería defendida por Borislav Mijailov. Fue un gol que desafió el tiempo, una obra de arte que aún hoy sigue viva en la memoria de los aficionados.
Aquel Mundial de 1986 es el único en el que México ha logrado llegar a los Cuartos de Final. Con el gol de Negrete y otro tanto de Raúl Servín al minuto 62, la Selección Mexicana eliminó a Bulgaria. Pero el sueño terminó en Monterrey, donde el Tricolor cayó ante Alemania en un partido marcado por un gol anulado al 'Abuelo' Cruz.
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Negrete cerró su carrera en 1996 con el Atlante, el mismo equipo con el que se retiró. También jugó en el Sporting de Lisboa en Portugal y en el Sporting de Gijón en España. Años después, probó suerte como entrenador y en la política, pero su legado en el fútbol siempre será el mismo.
Porque Manuel Negrete no solo jugó, sino que nos regaló un gol que, aún hoy, sigue volando en la memoria del fútbol.