Monterrey.- Felipe Ramos Rizo es uno de los árbitros más recordados en la historia del futbol mexicano, pero no sólo por su trayectoria en la cancha, sino también por el escándalo que marcó su retiro en 2003.
Acusaciones de amaño de partidos, filtraciones de audios y una relación rota con la Comisión de Arbitraje terminaron con su carrera.
El partido que desató la controversia
El duelo entre Jaguares y Cruz Azul en la Jornada 18 del Clausura 2003 fue el punto de quiebre para Ramos Rizo. En ese encuentro, Jaguares ganó 1-0 y aseguró su permanencia en Primera División, pero la polémica llegó cuando el árbitro no marcó un penal a favor de Cruz Azul y expulsó a Ricardo Osorio.
Este partido levantó sospechas y se filtró información de que su cuenta bancaria había crecido de manera inesperada. Aunque Ramos Rizo negó haber recibido sobornos, el presidente de Morelia, Álvaro Dávila, confirmó que se le había entregado dinero, aunque lo justificó como un apoyo para una página de internet.
Las grabaciones que hundieron a Ramos Rizo
El escándalo creció con la filtración de audios privados, donde Ramos Rizo criticaba a Edgardo Codesal, entonces presidente de la Comisión de Arbitraje. También se publicó una llamada donde alguien lo saluda con la frase: "¡Qué hubo, hijo de Passarella!", lo que generó más dudas sobre su imparcialidad.
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Además, el periodista José Ramón Fernández cuestionó públicamente la actuación de Ramos Rizo en aquel partido de Jaguares y puso en duda su honorabilidad, lo que llevó a una investigación interna en la Liga MX.
El último partido y su retiro forzado
Ramos Rizo dirigió su último partido en la Final de Ida del Clausura 2003 entre Monterrey y Morelia. Tras esa temporada, fue suspendido dos meses y en octubre de 2003 anunció su retiro definitivo, asegurando que su imagen había sido afectada y que investigaría quién filtró sus estados de cuenta.
Este escándalo marcó un antes y un después en el arbitraje mexicano, dejando muchas dudas sobre la transparencia dentro de la Liga MX.