México.- Leo Beenhakker dejó una huella profunda en el fútbol mexicano durante su paso por el Club América en la temporada 1994-1995. Aunque no logró el título, su estilo de juego, innovador y espectacular, marcó a una generación de aficionados. El técnico neerlandés armó un equipo que no solo ganaba, sino que también gustaba y goleaba, conquistando incluso a seguidores ajenos al americanismo.
Su América fue apodado por muchos como “Las Águilas Africanas” o “Las Águilas Negras”, gracias a la incorporación de talentosos jugadores del continente africano. Entre ellos destacaron Kalusha Bwalya, atacante zambiano de gran técnica y visión, y el camerunés François Omam-Biyik, un delantero potente y efectivo que ya era figura internacional tras su actuación en el Mundial de Italia 1990.
El equipo también contaba con figuras nacionales como Luis García, el icónico Roberto Alves 'Zague', y la irrupción del joven Cuauhtémoc Blanco, quien comenzaba a mostrar el talento que lo convertiría en leyenda del club. Completaban el plantel futbolistas como Joaquín del Olmo, Juan Hernández y otros elementos que le daban equilibrio al conjunto.
El sistema táctico de Beenhakker era dinámico y ofensivo, basado en la posesión del balón, velocidad por las bandas y asociaciones verticales. Durante gran parte del torneo, el América fue líder y mostró un fútbol arrollador. Disputaron 36 partidos, ganaron 19, empataron 13 y perdieron solo 4, con un impresionante registro de 88 goles a favor y 46 en contra, sumando 51 puntos. En Liguilla eliminaron a Puebla en Cuartos de Final, pero cayeron ante Cruz Azul en semifinales.
Una de las historias más recordadas de aquella etapa fue la repentina salida de Beenhakker. El estratega recibió una llamada a las 7:30 de la mañana para ser informado de que dejaba de ser el técnico del América. ¿La razón? Haber alineado a Joaquín del Olmo, pese a que el entonces presidente del club, Emilio Díez Barroso, le había indicado que no debía jugar por un conflicto económico con la directiva.
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“Joaquín tenía conflictos económicos con el Presidente y me dijo que el chico no iba a jugar, pero yo no iba a romper a mi equipo”, relató Beenhakker años después. Del Olmo jugó aquel partido casi completo, pero fue expulsado al minuto 80. Esa decisión desató la molestia de la directiva y terminó por costarle el puesto al técnico neerlandés, a pesar del gran momento que vivía el equipo.
Además del estilo de juego, uno de los grandes protagonistas del torneo fue François Omam-Biyik, quien peleó el título de goleo de la temporada 1994-1995 hasta la última jornada. Compartía la cima de anotadores con Carlos Hermosillo, ambos con 33 goles, en una de las disputas más reñidas en la historia del fútbol mexicano.
Pese a no alzar el campeonato, el legado de Leo Beenhakker y sus “Águilas Africanas” permanece como uno de los capítulos más vibrantes, distintos y emocionantes en la historia del Club América.
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