Monterrey. - Las máquinas para recargar las tarjetas Mía con prepago que están regalando en la estación Cuauhtémoc, han reportado fallas en su funcionamiento de acuerdo a usuarios del sistema Metrorrey.
Los afectados señalan que los plásticos no pueden ser recargados debido a que las máquinas permanecen fuera de servicio provocando largas filas y amontonamientos entre los ciudadanos que buscan llegar a sus destinos.
"El metro está súper deficiente, no es algo nuevo, pero la neta ninguna maquinita está funcionando, aumentaron el precio recientemente, pero no le están metiendo nada y lo chistoso es que las tarjetas para prepago que son las que regalan con 100 pesos en la estación Cuauhtémoc a cambio de dejar tu INE y tus datos, pues las máquinas ni funcionan y la usas porque a veces las filas son interminables".
"Te están regalando una tarjeta con 100 pesos, pero cuando se te acaban ya no las puedes recargar y las maquinas no sirven aunado a que las otras ya no sirven, da coraje que te regalen una tarjeta que no puedes usar", indicó una estudiante de la UANL.
Este panorama se presenta en estaciones como Sendero, Tapia y Universidad, donde los dispositivos para recargar la tarjeta mía permanecen con letreros fiera de servicio, situación que se suma a anteriores fallas en las expendedoras de los boletos.
Deficiencias causan retrasos
Han sido repetidas las ocasiones que usuarios del Metro de Monterrey reclaman que los trenes tardan mucho en llegar a las estaciones, o bien, que ocasionalmente se detienen y ya no avanzan, y que sin dar explicaciones, los conductores simplemente bajan de los vagones a los ciudadanos, a quienes les indica que esperen otro tren, provocando la molestia y los retrasos de las personas que tienen el tiempo contado para llegar puntuales a sus respectivos compromisos.
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Hace poco más de una semana sucedió una problemática de este tipo en la Estación Félix U. Gómez, lo que trajo retrasos importantes que llenaron de malestar a los pasajeros que, además de llegar tarde a sus compromisos, tuvieron que soportar viajar muy apretados en otro tren que terminó llegando minutos después.