Monterrey. - “Mamá, ¿por qué yo no tengo un papá y sí dos mamás?”, le preguntó su hija a Nadia.
La pregunta llegaría en cualquier momento. Cuando Jennifer y Nadia decidieron ser mamás, pensaron en los típicos problemas: la ropa, la comida, los berrinches, pero ser una de las primeras parejas lésbicas que exigieron sus derechos en Nuevo León, les trajo más retos.
Jennifer Aguayo y Nadia Garza se casaron en 2011 en la Ciudad de México porque el matrimonio igualitario aún no era permitido en Nuevo León.
Lilith y Fernanda nacieron en 2016, fueron las niñas número 10 registradas con dos mamás. Nueve años después, ser madres significó una lucha constante para que sus hijas estén en un mundo que no rechaza a las familias diversas.
Cuando sus hijas le preguntaron a Nadia por qué no tenían papá, ella les explicó que ellas tienen dos mamás, como hay familias en donde sólo hay una abuela que cuida, una madre o una tía, incluso una vecina, todas son familias, sin importar sus integrantes.
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“Es un tema que se tiene que hablar desde el día uno de vida. No tienes un papá ni lo vas a tener, así los niños lo van viendo normal. Las infancias no tienen ningún problema con esta concepción. El problema son las personas adultas que nos quieren encasillar en un solo modelo, su modelo”, comentó Nadia como respuesta a cuando sus hijas le preguntaron sobre la figura del padre.
“Ellas son el motivo de nuestra lucha”
Nadia es abogada y Jennifer empresaria, las dos se volvieron activistas por los derechos de las familias diversas.
Desde el 2011 hasta la fecha han creado propuestas para cambiar las leyes en Nuevo León y han logrado algunos cambios, por ejemplo lograr que dos mujeres pudieran registrar a un menor como su hijo.
En la actualidad son mil 500 familias homoparentales registradas en la entidad; Lilith y Fernanda son las primeras niñas registradas ante el IMSS con dos mamás; y lograr que la ley reconozca a Jennifer como esposa de Nadia en el caso de compartir bienes como un terreno son algunos de sus logros.
“A mí no me interesa tanto una sociedad que me acepte o no me acepte, siempre y cuando yo tenga derecho a registrar a mis hijas; a mí no me importa que la sociedad de acepte si tengo una escuela dónde llevar a mis hijas, a mí no me importa, si las puedo inscribir a la seguridad social. Nosotras tenemos que garantizar el derecho de nuestras hijas, socialmente a la gente no le queda más opción que respetarnos”, opinó Nadia.
“Madre no solo hay una”
La frase es conocida: “Madre solo hay una”, pero en la experiencia de Nadia y Jennifer, esta concepción de maternidad sólo daña a los niños que no cuentan con una madre o un padre.
Celebraciones como el 10 de mayo o el Día del Padre, genera tristeza o conflictos a los niños, pues existen familias que no cuentan con alguna o ninguna de estas figuras.
“Las leyes encasillan a que madre solo hay una y tiene que ser esa figura y tiene que estar todo el tiempo, pero no ampliamos la visión de que podemos ser dos madres o incluso la abuela o la tía o la vecina”, dijo Jennifer.
Para Nadia lo ideal es que los días festivos como el Día de la Madre o el Día del Padre dejen de existir, pues se vuelve una forma de lastimar a menores de edad que no cumplen con el estereotipo.
“Yo creo que debería dejar de existir, debería haber una celebración para la persona que te cuida, puede ser mamá, puede ser papá, puede ser abuela (…) porque es seguir estereotipando y a veces lastimando a nuestras infancias que por alguna razón no tiene mamá”, puntualizó.
Jennifer y Nadia celebrarán el 10 de mayo como todos los días, disfrutando a sus hijas mientras la llevan a natación o juegan con ellas.
La maternidad vino con la misión de dejar un Nuevo León mejor para sus hijas, donde familia signifique alegría, así tengas un papá y una mamá, dos mamás, dos papás o te cuide sólo tu padre o tu abuela.
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