Culiacán. – El terror se ha apoderado de Culiacán, Sinaloa, ciudad que ayer jueves vio la detención de Ovidio “N”, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán y uno de los 15 objetivos prioritarios de Estados Unidos.
La ola violenta comenzó desde muy temprano, pues todavía no se asomaba el sol cuando en las calles ya se escuchaban los disparos de arma de fuego.
Conscientes de la peligrosidad, las autoridades de Sinaloa notificaron a la población sobre la suspensión de actividades y exhortaron a los ciudadanos a mantenerse resguardados en sus casas y no exponerse al peligro que había no solo en Culiacán, sino en municipios aledaños.
Muchas personas entendieron el aviso y se limitaron a no salir, lo que provocó que algunas calles lucieran desoladas.
Lo que generalmente eran zonas de tránsito, de un día a otro pasaron a ser áreas abandonadas, lo que dio como resultado que Culiacán se convirtiera en una auténtica ciudad fantasma.
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Conforme avanzaron las horas, la ciudadanía adquirió mayor desesperación y esto los orilló a salir de sus domicilios a realizar diferentes tipos de actividades ilícitas, por ejemplo el robo de mercancía de algunas tiendas departamentales.
A la luz salieron una gran cantidad de videos que muestran a personas saqueando tiendas y llevándose a sus casas desde comida hasta aparatos electrodomésticos, con el riesgo que eso implicó, pues en zonas aledañas todavía había alta presencia de hombres armados pertenecientes a diferentes células delictivas.
Han pasado más de 24 horas desde que Ovidio “N” fue detenido, y la violencia ha cesado un poco en la ciudad de Culiacán, de hecho, Cristóbal Castañeda, secretario de Seguridad de Sinaloa, señaló que las personas podrían regresar a sus actividades, pero también que evitaran circular en autos con vidrios polarizados.