Jalisco.- Merari García desapareció el 20 de mayo de 2024 en Zapopan, Jalisco, cuando salió de su casa buscando una mejor calidad de vida para su familia.
Su hermana identificada como RM Prima en Facebook, narró que a Merari le ofrecieron un jugoso sueldo de una agencia, negando la versión de algunos medios de comunicación que indican que la joven aceptó un empleo que implicaba cortar fresas.
"Una agencia la contrató ofreciendo un atractivo sueldo, yo le dije que no se creyera de eso, era imposible, pero no fue corte de fresa o durazno como dicen las notas periodísticas. Ella y yo tampoco vivíamos con mi mamá, ella tenía su propia familia", se lee en una publicación de Facebook.
Aunque la familia encontró algunas pertenencias de Merari como los tenis, una biblia y su maleta en el rancho Izaguirre, en Jalisco, piden no darla por muerta.
"Como bien saben es cierto que reconocemos varias cosas de mi hermana en ese lugar, es un dolor terrible que sentimos, ni se imaginan lo doloroso que es para nosotros no saber de mi hermanita, ella solo buscaba salir adelanten con su hijo y darle un futuro mejor. De antemano agradezco mucho su apoyo en compartir el caso de mi hermana ayúdenos a compartir su ficha de búsqueda. No pararemos hasta saber de ella", escribió la joven en Facebook.
¿Cómo desapareció Merari?
De acuerdo a la publicación de su hermana, el día de los hechos, un auto particular, tipo Uber llegó por Merari al domicilio donde vivía con su hijo y esposo y se la llevó.
Durante el trayecto la joven compartió fotos y desde entonces no supieron más de ella.
Tras su desaparición la familia interpuso una demanda, donde la Fiscalía estatal les indicó que la última llamada que hizo Merari fue en la central camionera.
Desde entonces sus familiares la han buscado, y no pierden la esperanza de reencontrarse con ella.
El pasado 5 de marzo integrantes del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, luego de recibir una llamada anónima, acudieron al rancho Izaguirre, ubicado el municipio de Teuchitlán, Jalisco, y localizaron tres crematorios con huesos calcinados, además de múltiples prendas de vestir, así como objetos personales.
Tras la difusión de las fotografías, cientos de familias se comunicaron con el colectivo, al reconocer una pertenencia de su ser querido desaparecido.