Alegres, sonrientes y como un gran equipo, don Ovidio Salazar y su esposa Graciela Marroquín narran con orgullo y satisfacción el comienzo del que hoy es un negocio de talla internacional.
Se trata de Apícola de Allende, que bajo la marca Azahar D’ Allende comercializa miel y otros subproductos elaborados en sus mismas instalaciones.
El negocio comenzó en la década de los 60´s con apenas seis colmenas y el objetivo de obtener un ingreso extra que permitiera el sustento de sus nueve hijos, sin embargo, fue la visión de la señora Graciela, la que logró hacer de su actividad un negocio con ganancias constantes.
“Les empecé a llenar frasquitos de Gerber que les pedía a mis hermanas, venía, los hervía y se los envasaba y en una cajita de zapatos a cada quien se los daba” cuenta la señora Graciela al compartir que sus hijos se convirtieron en los primeros trabajadores de la empresa, pues cada uno de ellos salía por las diferentes calles del municipio a ofrecer la miel.
Con el paso del tiempo y las ganas de crecer, la matriarca de la familia cuenta que fue ahorrando hasta poder pagar el primer empaque de su producto.
Hoy, tras más de 50 años, la empresa que actualmente dirige Lucía Salazar, ha podido convertirse en una empresa local con presencia en las principales cadenas de supermercados como Walmart, Soriana, HEB, entre otros establecimientos más.
Esa confianza de estar en los anaqueles de los supermercados y la certificación de sus productos, afirma Salazar, les ha permitido llevar sus productos hasta el continente asiático.
“Tenemos presencia a nivel nacional e incluso internacional, hemos podido concretar venta a otros países, una más reciente con nuestra propia marca a China. Nos llena de mucho orgullo llevar nuestros productos de nuestro estado, de nuestra región a esos mercados”, afirmó Salazar en entrevista con Distrito M.
Dicha comercialización compartió la directora general de la empresa, se logró bajo su propia marca y fueron 40 toneladas las que se vendieron a China en 2019, con la expectativa de mantener la aceptación y apertura del mercado, así como la expansión hacia otros países.
Apícola de Allende, ofrece además de su establecimiento físico en ese municipio y la disponibilidad de sus productos en supermercados, la opción de comprar de manera electrónica sus diferentes productos, mientras buscan crecer su línea comercial.
Corta, pero muy productiva vida
“El periodo de incubación de una abeja es de 21 días y la vida de la abeja es de 45 a 60 días”, apunta el ingeniero y apicultor Ovidio Salazar, quien se encarga de atender el cuidado de las colmenas en Apícola de Allende.
Si bien, estos insectos son los polinizadores más efectivos del planeta y su presencia es vital para la biodiversidad y la reproducción de cultivos y plantas, la realidad es que su vida es breve, sin embargo, desde los primeros días de su nacimiento juegan un papel importante en la organización y la jerarquización de una colmena.
De visita en uno de los apiarios que mantiene la empresa en la comunidad Alto del Coyote ubicado en el municipio de Montemorelos, el experto advierte que es importante para la actividad que las abejas se establezcan en un terreno abierto, donde haya abundante floración y tengan una fuente cercana de agua.
Este tema, dijo, repercute además de la producción de miel, propóleo, polen y jalea real en la cantidad de huevecillos que pone la abeja reina, que ronda en “época de floración fuerte, de entre 2,000 y 3,000 huevecillos diarios”.
Destaca el gran valor que generan las abejas para lograr la producción de cucurbitáceas como melones y los beneficios en la producción de naranjas.
“La producción de naranjas, sube desde un 25 a un 35% en presencia de abejas”, apuntó.
En el caso de la Apícola de Allende, la estimación es que por colmena de abejas italianas F1, que mantienen, se pueda generar por temporada de floración entre 25 y 50 kilogramos de miel.