Las gigafábricas son el signo distintivo de uno de los proyectos de expansión más ambiciosos de la industria global y Nuevo León entrará muy pronto a jugar un papel potagónico en esta historia.
Tesla abrió su primera gigafábrica hace apenas siete años y la que ahora construirá en Monterrey será ya la número seis.
El proyecto, a edificarse en Santa Catarina, captará inicialmente inversiones por $4,500 millones de dólares, pero se estima que al llegar a su maduración total la cifra alcance $10,000 millones, cantidad que equivale a más o menos cinco veces todo el presupuesto público anual de Nuevo León.
Esta decisión, formalizada el último día de febrero pasado, no estuvo exenta de polémicas, discusiones y protagonismos políticos, pero obedeció a factores de mercado, no a voluntades.
La empresa del magnate Elon Musk estudió decenas de alternativas antes de inclinarse por Nuevo León.
El estado industrial de México tiene cualidades que lo pusieron en ventaja no sólo de otros estados sino de naciones, entre ellas su cercanía a Estados Unidos, el mercado más importante para Tesla y para el sector automotriz nacional en general.
El producto que más exporta México son automóviles, la mayoría a Estados Unidos, donde Tesla concentra hoy el 91% del mercado de autos eléctricos, habiendo comercializado ahí, sólo en 2021, casi 340,000 unidades.
La producción total de la empresa en 2023 fue de 1.37 millones de automóviles, cifra casi 40% superior a la producción automotriz de todo México el mismo año.
El motor de esta mega producción son, precisamente, las gigafábricas de Tesla, llamadas así en alusión a la producción de baterías eléctricas, que es parte central de sus procesos, aunque el término se ha extendido para denominar a sus plantas más masivas.
Las nuevas instalaciones de Santa Catarina se ubicarán solamente a 600 kilómetros de la sede principal de Tesla, en Austin, Texas, donde la empresa opera una de sus tres gigafábricas en territorio estadounidense.
Aunque todavía no se han dado a conocer en detalle las etapas y tiempos del proyecto, se espera que las obras se extiendan por tres años, a partir del 2023.
Nuevo León está en el mapa de la expansión
La nueva planta de Tesla en Nuevo León es parte de la gran etapa de expansión que la empresa ha vivido en los últimos años y que la llevó a construir cinco gigafábricas y a mantener crecimientos agresivos y constantes de producción.
El año pasado la empresa produjo casi 1.4 millones de vehículos pero sus planes para el 2030 consisten en llegar a los 20 millones anuales, proceso en que la nueva planta de Nuevo León tendrá una importante dosis de protagonismo.
En el Investor's Day celebrado por la empresa el pasado 1 de marzo, donde se confirmó la nueva gigafábrica de Nuevo León, se dijo también que Tesla trabaja ya en el diseño de su nueva generación de vehículos de bajo costo.
Actualmente, el modelo más barato de la firma estadounidense ronda un precio de $1 millón de pesos, lo que se ha constituido en una barrera de acceso para mercados como el mexicano.
El nuevo vehículo podría ser lanzado en 2025, un año antes de que se concluya la construcción de la nueva de Santa Catarina.
Sin embargo, como es común en la industria, las instalaciones comenzarían a producir en forma progresiva.
De hecho, otras plantas de la empresa han arrancado operaciones sólo un año después de iniciada su construcción. Por ejemplo, la de Buffalo, Nueva York, cuya edificación total abarcó del 2014 al 2017.
Aunque México no es todavía un mercado robusto en el segmento de autos eléctricos, la llegada de Tesla promete ser un detonante para su abaratamiento y para sensibilizar a los consumidores sobre esta opción.
Como preámbulo está la planta de Kia en Pesquería, que ayudó a que esa marca triplicara su participación de mercado en el país, donde hoy además su modelo Rio es el más vendido.