Armadoras le apuestan a México… pese a Trump

La industria automotriz nacional se mantiene tranquila ante los discursos incendiarios y las amenazas del futuro presidente estadounidense

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La industria automotriz en México parece que saldrá bien librada aun con la llegada de Donald Trump, pues sus inversiones no se han detenido y sus proyectos son de largo plazo.

Con todo, persisten desafíos en materia de sustentabilidad, tecnología e infraestructura, así como el problema de la escasez de autopartes, que el sector ha venido enfrentando durante los últimos años.

La consultoría Roland Berger y expertos aseguran que la industria está confiada en el país, como los muestran las decisiones de la china MG Motors y la japonesa Toyota, que hace apenas dos meses anunciaron inversiones en México que en conjunto suman poco más de $2,500 millones de dólares.

“La industria automotriz es un sector fuerte y competitivo, incluso frente a los dichos de Donald Trump y ante las tensiones comerciales que pudiesen presentarse bajo su administración”, opina Alonso Maldonado, experto del sector.

México, dentro de la cadena de suministro de América del Norte, es clave en el ensamble de vehículos para marcas con sede en Estados Unidos, Europa y Asia. Además, es el séptimo país del mundo en producción de vehículos, con 3.8 millones de unidades y 3.3 millones de exportadas por año, y es también el duodécimo mayor vendedor de vehículos ligeros, según datos de la AMIA.

Y no sólo eso, el país expandió de enero a septiembre pasados su superávit comercial con Estados Unidos (EU) hasta los $104,000 millones de dólares, impulsado, precisamente, por el sector automotriz, según el informe de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos.

Por ello es que, pese a que el nuevo mandatario republicano dio señales durante toda su campaña y aún después del triunfo de que está empeñado en una política comercial más proteccionista, y ha amenazado a la industria mexicana con imponer aranceles a discreción, los expertos del sector aseguran que esto difícilmente se concretará.

“En su campaña anterior, durante 2016, Donald Trump, fue igual de incendiario que ahora. 

Sin embargo, al momento de estar ya en la Presidencia fue mucho más mesurado y equilibrado. Entendió que es inviable que las marcas estadounidenses generen utilidades fabricando la mayoría de sus productos en su propio país, por el costo que esto les representa”, explica Maldonado.

Reconoce también que las operaciones de marcas estadounidenses como Ford, General Motors y Stellantis están ya muy establecidas y su negocio en México es ya fundamental para toda su estructura global.

Tendencias favorables y difíciles de revertir 
La actual tendencia en los flujos comerciales bilaterales de México y Estados Unidos difícilmente se frenará. La producción nacional tiene ya altos niveles de contenido estadounidense, destaca el Consejo de Política Automotriz Estadounidense (AAPC) en una carta al Departamento de Comercio.

Este consejo, que integra a las armadoras de Estados Unidos, considera que el T-MEC, el acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, ha tenido impactos importantes en la industria.

Antes del acuerdo, plantea, había un crecimiento constante en las importaciones desde México y por ende un creciente déficit comercial, pero con el tratado, al elevarse el contenido regional de 62.5% a 75%, el déficit comercial automotriz se mantiene estable.

Para Sergio Oliveira, analista del sector automotor, es más factible que lo que impacte sea más la incertidumbre que generan los dichos de Trump, que las políticas que pudiese imponer.

“Lo que hay que entender es que Trump habla mucho, y aunque genera miedo e incertidumbre, difícilmente su discurso podría convertirse en un freno. Hay políticas establecidas, tratados, y hay que entender que las decisiones que toman las empresas son decisiones de negocios, no políticas”, opina el especialista.

Los chinos: continuo interés por méxico
Fue un día antes de que Donald Trump se convirtiera en presidente electo de Estados Unidos con el voto de más de 70 millones de estadounidenses, cuando la marca MG Motor, propiedad de la china SAIC, anunció que invertiría en México poco más de $1,000 millones de dólares en la construcción de una planta de manufactura.

Aunque sin dar detalles, y más allá del monto, para los expertos este anuncio no sólo fue un voto de confianza para México, sino incluso un desafío al presidente republicano.
Meses atrás, en un discurso en Michigan, Trump fue enfático al repudiar la posibilidad de que fabricantes chinos construyeran plantas en México, en particular si estas instalaciones exportaban vehículos a su país en el marco del T-MEC. 

De ahí sus señalamientos de que en 2026 no sólo revisaría el tratado, como está programado desde que él mismo lo firmó en 2020, sino de que lo echaría atrás e impondría aranceles punitivos a este tipo de importaciones.

Aun así, pese a las intenciones de varias compañías chinas de instalar plantas en México, entre ellas BYD, Chirey y Great Wall Motors, ninguno de estos proyectos está confirmado, y el de MG es apenas un anuncio y no se conoce ni la fecha ni la ubicación de su nueva planta.

La empresa, cuyos modelos han tenido gran éxito en el país, dijo el pasado 4 de noviembre que su plan es convertir a México en un hub de producción y exportación para América Latina.

Y es que, al momento, los vehículos chinos no tienen permiso de circular en Estados Unidos, por lo que ese mercado no puede estar en la mira de los fabricantes asiáticos, y menos durante la próxima presidencia de Donald Trump.

“En caso de que éste o el siguiente año decidieran anunciar más plantas, las armadoras chinas estarían concentradas en el mercado latinoamericano y de momento dejarían de lado el de Estados Unidos”, prevé Maldonado.

Aún así para las firmas del país asiático entrar al mercado estadounidense es un gan objetivo y no dejarán de insistir en ello mientras aprovechan y sacan ventaja del mercado latinoamericano.

“Trump no será eterno y también hay que considerar que una planta que se anuncia ahora, tarda al menos de tres a cuatro años, si no es que más en entrar en funcionamiento, tiempo en el cual, pues Trump ya no estaría al mando”, dice Maldonado.

De armado rápido
Una inversión de $1,000 millones de dólares como la que anunció MG Motor, no correspondería a una gran planta de producción similar a las tienen armadoras estadounidenses y europeas en el país. El proyecto correspondería, más bien, a una planta de las denominadas CKD (Completely Knocked Down), que se refiere a kits de ensamblaje de vehículos con las partes ya fabricadas para su montaje.

Como referencia, las inversiones de la coreana Kia para su planta en Pesquería, Nuevo León superaron los $3,000 millones de dólares.

“Por el monto que anunció MG, se trata de una planta que sólo se ocupará de ensamblar piezas que lleguen prácticamente armadas. Lo único mexicano que tendrían sería el aire de las llantas, por lo que no cumpliría con los estándares y protocolos del T-MEC, por reglas de origen (para exportar a Estados Unidos)”, advierte Oliveira.

Así que el futuro presidente Trump no tendría de qué preocuparse, pues MG no podrá exportar a Estado Unidos o Canadá, y no afectaría su mercado.

Sin embargo, considera el experto, a MG Motor su nueva planta mexicana le ayudaría a tener presencia en la región, conocimiento del mercado y de las políticas, y a planear una estrategia más en forma, para que una vez que ya no esté Trump en el gobierno, poder apuntar, ahora sí, al mercado estadounidense.

Este modelo de CKD permite a las armadoras reducir costos de transporte y cumplir con las regulaciones locales, como requisitos de contenido regional en tratados comerciales. 

Además, fomenta la creación de empleos locales en procesos de ensamblaje. También son comunes en mercados emergentes o regiones con aranceles altos sobre vehículos.

Tesla, una promesa desvanecida 
El proyecto de una planta de Tesla en Nuevo León, anunciado con ‘bombo y platillo’ en marzo del 2023, se desvaneció poco a poco a lo largo de aquel año. 

El 23 de julio pasado, más de tres meses antes de las elecciones en Estados Unidos, el dueño de la armadora de autos eléctricos, Elon Musk, advertía que el proyecto quedaba suspendido hasta en tanto y se conocieran los resultados de los comicios en su país.
Musk decía que la amenaza de aranceles a la industria automotriz de Donald Trump era el factor clave a considerar.

Poco después, el magnate se unió a la campaña del republicano y, tras  el triunfo de éste, fue incluso seleccionado para dirigir una dependencia que se encargará de la eficiencia gubernamental en Estados Unidos.

Si aún quedaban dudas sobre el proyecto de la multicitada gigaplanta de $10,000 millones en Nuevo León, la cercanía de Musk a Trump las había sepultado definitivamente.

La retórica del presidente electo de privilegiar a las empresas que inviertan en su país y exigir a las que tienen plantas fuera, que las regresen va totalmente en contra de un proyecto de la magnitud del que el propio Musk había anunciado para México.

“Por el momento, la estrategia de Tesla es no crecer en ningún lado, pues la demanda de vehículos eléctricos ha empezado a bajar y la empresa mantendrá sus líneas de producción tal y como están”, dice Oliveira.

Tras la elección en eu, toyota anuncia mega inversión

El cuarto fabricante de México afianza su producción local

Ya sea por el nearshoring o relocalización de empresas, o por su confianza en el país, la armadora japonesa Toyota anunció recientemente que consolidaría aún más su presencia en México.

Justo dos días después del triunfo de Donald Trump aquel 5 de noviembre, la cuarta empresa con más ventas automotrices en México anunció una inversión de $1,450 millones de dólares para producir la nueva generación de sus unidades Tacoma y Tacoma híbrida.

La iniciativa y el capital estarían dirigidos a sus plantas de Baja California y Guanajuato.

“En Toyota creemos en México y en la relevancia que tienen las inversiones para el desarrollo económico, medioambiental y social del país. Con este anuncio Toyota ha logrado una inversión de más de $3,000 millones de dólares en México, país que es esencial para la competitividad regional de Norteamérica”, comentaba Luis Lozano, presidente de la firma en México durante el anuncio del 7 de noviembre.

La decisión de la armadora japonesa es, según expertos, señal clara de que la industria automotriz podría resistir los posibles cambios en el entorno bilateral y comercial entre México y Estados Unidos con la llegada de Trump.

El sector automotriz mexicano, un músculo de norteamérica

Estimaciones del sector automotriz anticipan que México producirá este año más de 4 millones de vehículos, consolidándose como uno de los grandes del sector a nivel mundial

Las exportaciones automotrices del país podrían superar este año las 3 millones de unidades, de las que al menos 2.8 millones irían a Estados Unidos. Hasta octubre pasado ya se habían exportado 2.3 millones de autos al país vecino 

El sector automotriz es un componente clave en las exportaciones a Estados Unidos, con una participación de casi el 30% del total 

La estadounidense General Motors es la mayor productora de vehículos en México. Stellantis y Ford, también de EU, destacan en el top five de las grandes productoras y exportadoras automotrices en el país