Envejecer es parte del proceso natural de la vida y es el destino que inevitablemente precede a la muerte. Al menos, así se ha concebido durante siglos. Sin embargo, hoy surgen cada vez más alternativas para detener este natural proceso biológico.
Terapias, tratamientos y medicamentos son sólo algunas de las posibilidades que hoy se promocionan como desaceleradores o en algunos casos hasta inhibidores del envejecimiento, haciendo que este segmento de negocio pueda llegar a alcanzar a nivel mundial la nada despreciable cantidad de $610,000 millones de dólares en 2025, de acuerdo con Global Wellness Summit.
Entre los avances recientes, destaca el trabajo realizado por el Dr. David Sinclair, un genetista de renombre internacional y director de un laboratorio en la Universidad de Harvard, quien ha revolucionado la forma de pensar sobre el envejecimiento.
El investigador y experto, originario de Sidney, Australia, propone que este tema sea tratado como una enfermedad que puede prevenirse, tratarse o retrasarse. Él destaca que ‘haciendo bien las cosas’ es posible emular a Dorian Grey.
El científico lleva años trabajando en la materia e incluso ha hecho de sí mismo un caso de estudio, lo cual ha compartido y es inspiración farmacéutica y comercial para replicar.
A través de sus redes sociales, ha compartido detalles de su estilo de vida y prácticas antienvejecimiento, las cuales han inspirado a avances farmacéuticos.
Actualmente, David Sinclair tiene 55 años de edad, pero ha logrado lucir más joven, lo que ha atribuido a una dieta que es ya de conocimiento público.
Cada mañana, dice, su ‘desayuno’ antienvejecimiento consiste en el consumo de 750 miligramos de NMN, un potenciador de NAD+, es decir, un compuesto que de forma natural el organismo produce, pero que con el paso del tiempo se reduce.
La dieta de Sinclair contiene también un gramo de resveratrol, un antioxidante presente en las uvas y 500 miligramos de Metformina, un fármaco que regularmente se brinda a las personas con padecimiento de diabetes.
El trabajo de Sinclair ha impulsado una importante economía en la biotecnología, salud y prevención del envejecimiento. Los cuales incluyen ciertos tipos de alimentación, comer menos calorías y con menos frecuencia. El ejercicio físico y hasta cambiar la temperatura corporal con hielo y agua fría son otras de sus rutinas.
Esta creciente necesidad también impulsa la proliferación de clínicas de longevidad, altamente tecnológicas y, a menudo, de alto costo. La oferta incluye desde tratamientos experimentales, como terapias con células madre e intercambio de plasma, así como prácticas habituales de biohacking que ya están presentes en gimnasios y otros espacios.
Y tú, ¿qué opinas?, ¿será realmente que el envejecimiento es sólo una enfermedad que se puede combatir y tratar?