Al inicio de este mes, Claudia Sheinbaum Pardo asumió el máximo cargo ejecutivo del país, con la esperanza de que su liderazgo sea transformador y termine de dar solución a los problemas que no logró abatir Andrés Manuel López Obrador, a través de lo que ella misma ha llamado como el “segundo piso de la Cuarta Transformación”.
Frente a lo esperanzador que esto resulta, y al hecho que quedará registrado en los libros de historia de México, por convertirse en la primera mujer en gobernar el país, a Sheinbaum le toca también, como ha pasado con otros mandatarios, asumir un país con cambios y desafíos.
Claudia Sheinbaum llega a la Presidencia con un antecesor que cuenta con un alto nivel de aprobación, que implícitamente representa un mayor reto, pues si bien forma parte de su partido y es identificado como el gran artífice de su triunfo, hay quienes ven esto como una complicación para que pueda mostrar su estilo personal de gobernar.
Y es que el liderazgo de López Obrador, opina la activista Liliana Flores Benavides, “es grandísimo y tiene enorme poder de convocatoria, y pareciera ser que la nueva Presidenta no está en las mismas condiciones”.
Sin embargo, agrega, “no se trata solamente de gobernar con carisma o con convocatoria, sino de hacerlo con programas y políticas públicas coherentes, equilibradas que permitan sacar todos los problemas que tenemos adelante”.
Muchos identifican la ‘incertidumbre’ como uno de los retos más desafiantes que le tocará enfrentar, sobre todo en su primer año, pues el país y el mundo están expectantes de la forma en que Sheinbaum gobernará México.
El arranque de la gestión de la primera Presidenta se da en medio de un clima de polarización por el llamado “Plan C” , que busca la aprobación de múltiples reformas constitucionales y que ya logró al menos dos de ellas.
Para el economista y politólogo Víctor Gómez Ayala, quien además dirige el área de analítica de datos en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), la morenista tendrá que atender los temas relacionados con la desaceleración de fin de sexenio e inicio de una nueva administración.
“Ha sido constante esta situación, prácticamente en los últimos cuatro procesos de transición la economía se desacelera por diferentes factores relacionados con la incertidumbre por la llegada de un nuevo gobierno que, de alguna manera, ralentiza la ejecución del gasto de los jugadores en consumo y del gasto de las empresas en inversión”, comenta.
Para Gómez, la gestión política de la nueva administración y los diferentes anuncios que lleve a cabo jugarán un papel importante para aliviar la presión que existe en los mercados financieros y en los inversionistas.
Un reto más, que anticipa el experto, es el tema fiscal.
Afirma que hay “una presión fiscal significativa que se ha acumulado al cierre del pasado sexenio y Hacienda ya ha manifestado, que espera que la cifra más alta de déficit termine en 5.9% (del PIB), un nivel que no habíamos visto prácticamente en cuatro décadas”.
Ante ello, continúa, “el esfuerzo que se requiere para reducir este nivel de déficit va a ser relevante tanto por el lado de los ingresos como del gasto y uno de los principales retos será presentar una estrategia de consolidación fiscal que transmita que va a lograr reducir esa cifra”.
El experto considera que hay una parte importante del gasto que está destinada a atender pensiones y los programas sociales, así como diversas obras de infraestructura y se prevé, que esto crezca a partir de los nuevos compromisos que asuma la Presidenta.
El presupuesto, considera, es limitado y será importante saber si habrá novedades en la parte tributaria.
“Se ha hablado de que se va a trabajar sobre las áreas administrativas, que de alguna manera pueden incrementar la recaudación, pero está latente la posibilidad de que se requiera un esfuerzo más estructurado a nivel tributario, quizás una reforma fiscal, aún con la presión y el costo político que esto tendría al inicio de la administración”.
Otro tema que será importante para la gestión de Sheinbaum es la revisión al T-MEC en 2026 y que involucra aspectos como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, por un lado, y la presión que ejerzan los estadounidenses sobre México, por otro, para establecer aranceles a productos chinos. Todo ello, ante el interés que las empresas de esa nación asiática han mostrado, a últimas fechas, por instalarse en nuestro país.
Guillermo González Frankenberger, socio del Hogan Lovells, advierte sobre la importancia que tiene este Tratado en la relación comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, y de la revisión que se realizará en 2026.
“La revisión del T-MEC se tiene que hacer de una manera inteligente, tiene que ser una buena revisión que al inversionista le asegure y garantice que sus costos arancelarios van a seguir siendo bajos y adecuados. Deberá asegurar que México seguirá siendo un país atractivo para las inversiones, que sabe hacer bien las cosas y que en términos de costo-beneficio, sigue siendo conveniente instalarse aquí por todos los beneficios que obtiene con ello”, comenta el especialista de Hogan Lovells México.
Las cadenas de suministro de las industrias, añade, están muy bien integradas entre México, Estados Unidos y Canadá, y muy probablemente, ese hecho “sea la columna vertebral que mantenga al T-MEC”.
Hay, consdera, que trabajar en cómo hacerle ver al inversionista extranjero, que México tiene un buen grado de certeza jurídica y de Estado de Derecho, y cómo esto son elementos que le harán cómoda su operación dentro de la política exterior, porque dice, se trata del llamado friendshoring, es decir, invertir en un país “donde los mercados, donde vas a vender y producir, tienen una relación de valor que garantiza las operaciones y la seguridad del capital”.
Para René Arce, también socio de Hogan Lovells, un tema importante para la industria y para el aprovechamiento de las inversiones en el país es “la generación de energía”.
Es decir, se requiere, explica, asegurar el suministro eléctrico adecuado para que las empresas tengan garantizada su operación productiva en tiempo y forma.
Los miembros de la firma consultora ven con optimismo que Claudia Sheinbaum haya presentado un plan en materia energética y muestre un interés por las energías verdes.