Otra vez la discusión nacional pone en vilo la viabilidad económica del modelo 4T. Un gobierno centralista, en donde el poder público se convierte en rector, eje central de las principales fuentes que impulsan y generan las actividades económicas que mueven al país, en este caso la energía eléctrica.
Como hace tres años sucedió por primera vez, el gobierno de AMLO está apunto de asestar otro golpe que de ser aprobado cambiará el rumbo del país.
La cancelación del aeropuerto de Texcoco, fue un golpe tan fuerte y a la cabeza que dejó a todos los actores de oposición sin tiempo para reaccionar, descolocados y sin oportunidad de buscar otras alternativas que no fuera la de acabar con un proyecto que daría a México la oportunidad de tener un hub de primer mundo.
En esta ocasión me refiero a la contra reforma energética propuesta desde la presidencia. La diferencia entre hoy y ayer es mucha, el aprendizaje durante estos 3 años ha sido suficiente.
Los partidos políticos vía el congreso de la Unión tienen la oportunidad de capitalizar lo poco que en las urnas ganaron demostrándonos que están dispuestos a ser verdaderos portavoces del pueblo y no mensajeros de sus cúpulas.
No hay excusa ni pretexto que valga, llegó el momento de las definiciones. El PAN se ha pronunciado públicamente en contra de la reforma, MC y el PRI se mantienen ambiguos y sigilosos.
De seguir así se convertirán en paleros y cómplices igual que el resto de los que acompañan a Morena. MC se encuentra valorando, sopesando que es lo que más le conviene si aliarse con el presidente y recibir los “favores” para poder gobernar con mas recursos a las dos economías estatales que ahora representa, Nuevo León y Jalisco o bien ser congruentes y consecuentes con las voces ciudadanas que cansadas de los tradicionales estilos políticos, les dieron la oportunidad de gobernar dos de los estados mas importantes del país.
No todo es dinero para gobernar, la dignidad política vale más que cualquier favor presupuestal. Presumieron ser diferentes, demuéstrenlo sin titubeos El PRI vive uno de sus más importantes momentos históricos, si se equivoca habrán decidido su sepultura final.
Votar a favor probablemente signifique la salvación personal de unos cuantos, quizá les garantice la tranquilidad de no ser perseguidos y acusados, pero sin duda acabarán con el patrimonio político de todos sus agremiados.
De 4 gobernadores hoy, no tendrán ninguno mañana. Apuesto que muchos de sus representantes en el congreso no votarán a favor, les ha costado sobrevivir y mantenerse políticamente a pesar de la amenaza latente de no contar con la gracia de quien hoy gobierna.
Cito a Winston Churchill, “El que se humilla para evitar la guerra, tendrá la humillación y tendrá también la guerra.
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