Somos Corresponsables de la Salud de Todos

Escrito en OPINIÓN el

Durante la emergencia sanitaria, uno de los problemas con consecuencias más profundas que tuvimos los padres de familia con hijos pequeños, fue la suspensión de actividades de las escuelas. Los niños en preescolar o primaria aprenden a socializar en sus salones de clase. A temprana edad practican en sus salones de clase hacer sus deberes, seguir las reglas y respetar a los demás. Es en preescolar donde recibimos las primeras lecciones de civismo.

Tener en casa a niños que están aprendiendo a socializar, leer y escribir frente a pantallas, fue desgastante y preocupante. Muchos culpamos al gobierno por cerrar las escuelas, pero en diversos países del mundo hicieron lo mismo.

En esta cuarta ola que algunos llaman de los no vacunados, me pareció acertada la postura del Gobierno de Nuevo León al considerar la educación como una actividad esencial y dejar la decisión a los padres de familia de llevar o no a los niños a la escuela.

Al tener la opción de enviar o no a mis hijas al colegio, queda en mis manos el avance o retroceso (al menos en el corto plazo) que ellas puedan tener. Queda en nosotros como padres decidir considerando el nivel de riesgo de salud y el impacto emocional o académico.

Guardando las proporciones, se asemeja a lo que vivimos de pequeños, cuando al descender la temperatura de la ciudad bajo cero, el colegio tomaba la falta como justificada en caso de que los papás dejaran a sus hijos en casa. Cabe mencionar que mi Mamá me mandaba al colegio aún a menos tres grados centígrados. Lo hacía porque creía que cumplir con nuestra obligación y responsabilidad de aprender que es una prioridad.

De igual forma, tenemos la decisión de poner o no en riesgo a los demás, al llevar o dejar en casa a uno de nuestros hijos o hijas, por mostrar algún síntoma de COVID-19 o ser contacto de alguien que presenta síntomas o es positivo. Lo mismo sucede con otras enfermedades contagiosas o con los piojos.

Somos corresponsables de los riesgos de contagio no solo de los compañeros de clase de nuestros hijos y sus familias, sino de sus maestros y personal administrativo.

Podemos detener cadenas de contagio si nos esforzamos en estar alertas y aunque nos cueste algunas veces, mantenemos a nuestros hijos en casa ante la duda por algún síntoma.

Esta cuarta ola, tenemos la oportunidad de enseñar a nuestros hijos un poco de civismo y hacerlos conscientes de que, si ignoramos algún síntoma, ponemos en riesgo a los demás.

La corresponsabilidad sobre lo que sucede a nuestro alrededor es una gran enseñanza para ellos y para nosotros.