Niños Heridos

Escrito en OPINIÓN el

Niños heridos

Dicen que en un litigio de divorcio el “arma” del padre es el dinero, mientras el “arma” de la madre son las convivencias de los niños. Lo aberrante de lo anterior es que dichas “armas” y la falta de conciencia de los padres, indistintamente acaban hiriendo profundamente la mente y personalidad de los niños.

Entre los muchos casos que se pudieran mencionar existe uno que particularmente llama mi atención; tiene que ver con la laguna jurídica que aún permite que algunos padres no sufran consecuencias o sanciones cuando mienten respecto a los comportamientos supuestamente violentos del otro padre.

Sobretodo en los casos en que los niños tienen que someterse a estudios terribles y convivencias supervisadas por la autoridad para ver a alguno de sus padres.

Toda persona con sentido común estaríamos de acuerdo que la violencia intrafamiliar es atroz y que la autoridad debe actuar inmediatamente. Sin embargo, el problema viene cuando analizamos que muchas veces esto ocurre por la (pésima recomendación) que hacen los abogados, generalmente a la madre, de falsamente aducir violencia por parte del padre para entonces tener ventajas en el litigio en aras de obtener una orden de protección que separe del hogar al supuesto padre agresor, o bien, que suspendan la posibilidad de ver a sus hijos, entre otras.

Por dicho de quien dirigía el Centro Estatal de Convivencia de Nuevo León (CEC), es sabido que sólo el 2% de los casos que estudia el CEC sobre padres violentos, después del estudio reglamentario, resultan casos confirmados de violencia; mientras el restante 98% resulta en mentiras de uno de los padres respecto del otro.

Y los niños, están sujetos al estudio sistemático y a convivir en veces hasta nueve meses con uno de sus padres frente a una trabajadora social o integrante del sistema del CEC, en un lugar tenebroso y lleno de guardias de seguridad.

Finalmente, lo peor del caso es que a este 98% de padres, al terminar los exámenes y después de haber sometido al calvario (sobretodo para los niños) de ver a uno de sus padres en una especia de “cárcel” durante meses, la autoridad sólo ofrece una disculpa al supuesto padre agresor, mientras el padre o madre que mintió no sufre consecuencias. Por el contrario, esta artimaña le sirvió para negociar un convenio o simplemente para dañar a su contraparte…lamentablemente sin conciencia (o a veces muy conscientes) que los heridos y principales víctimas resultaron ser los niños.

¿Qué podemos hacer?

1- Analizar sanciones para los abogados que aconsejen a alguno de los padres mentir con el afán de obtener ventaja jurídica.

2- Legislar para proteger los derechos de los niños durante divorcios o separaciones.

3- Sancionar fuertemente a los padres que mientan respecto a la violencia de otro padre, después de que se pruebe que no la hubo. Por ejemplo: Pérdida de la patria potestad, sanciones pecuniarias, reparación de daño moral a las víctimas (tanto padre como hijos) o hasta cárcel.