Protocolo ALBA

Escrito en OPINIÓN el

Protocolo ALBA 

La desaparición de mujeres ha puesto el foco en la crisis que aqueja a nuestro estado desde hace ya varios años.

Al caso de Maria Fernanda, joven desaparecida y encontrada asesinada una semana después se le sumó el caso de Debhani, encontrada doce días después de su desaparición y el de María Jessica Karina Ramírez Ruvalcaba, desaparecida desde el 13 de abril y encontrada envuelta en una sábana a metros de su casa. Muchas otras permanecen desaparecidas, buscadas por sus familias y amigos. Estamos ante un cúmulo de tragedias que parecen no dar tregua.

Como respuesta a la ola de desapariciones de mujeres en el estado, el Ejecutivo Estatal ha anunciado, entre otras cosas, la implementación del “Protocolo Alba” que busca mejorar los protocolos ya existentes y establecer una reacción inmediata de las autoridades, miembros de la comunidad, negocios, y organismos civiles.

Pero ¿qué es?

El Protocolo Alba, de acuerdo al Gobierno de México, es un plan de atención y coordinación entre las autoridades de los tres órdenes de gobierno, que involucran a medios de comunicación, sociedad civil, organismos públicos y privados para la localización inmediata de mujeres y niñas desaparecidas, con el objetivo de proteger su vida, libertad personal e integridad.

Creado como respuesta a la sentencia conocida como “Campo Algodonero” de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, comenzó a operar en Ciudad Juárez, donde alcanzó el 98 por ciento de efectividad.

El Protocolo se compone de tres fases que tratan, a manera de resumen, de lo siguiente:

1) la elaboración del reporte y su difusión, así como la evaluación del grado de riesgo de la persona desaparecida, 2) El envío a enlaces del Grupo Técnico Operativo un correo con los datos de la persona desaparecida y en respuesta, se envían reportes cada 12 horas y 3) la investigación de la presunción de un delito y el análisis de toda la información de las fases anteriores. Además, se solicita la atención integral para las familias y de ser necesario, se pide la intervención de autoridades internacionales.

La implementación del Protocolo Alba en Nuevo León implica que todo reporte de mujeres o niñas desaparecidas debe ser investigado bajo este esquema. Por eso es importante que se difunda y se comunique cómo es que funciona. Sólo así podremos exigir que se cumpla al pie de la letra.

El Protocolo Alba por sí sólo, no solucionará la grave crisis de desapariciones y feminicidios en Nuevo León. Es una respuesta positiva, pero es reactiva. Desde el Congreso, desde el Gobierno y desde la sociedad, debemos de trabajar para crear fiscalías que sirvan, protocolos de atención y búsqueda efectivos, pero sobre todo, fortalecer el marco institucional que protege a las víctimas y previene la violencia.