Insólito Incremento de Asaltos en 2022

Escrito en OPINIÓN el

Insólito Incremento de Asaltos en 2022

Más allá del repunte del 55% de asaltos al transporte en los municipios limítrofes con la CDMX (cifra que representa el 42% de los delitos cometidos en el país, según reflejan datos recientes del SESNSP), y del aumento de la incidencia delictiva de 12.7% durante 2021, de acuerdo con cifras de la Procuraduría capitalina, lo que caracteriza el inicio de este año es la peculiaridad por la que están optando los delincuentes para cometer delitos.

En lo que llevamos de 2022, ya tenemos conocimiento de un ladrón que emplea una metralleta para asaltar combis en Coacalco, “amas de casa” armadas que cometen asaltos en Tlalnepantla, hombres que portan máscaras de luchadores populares de la AAA para atracar automovilistas en la colonia Portales; así como otros delitos “sui generis”, como el robo a un banco del Centro Histórico por hombres disfrazados con trajes de sanitización y los 112 hurtos a tiendas de conveniencia realizados por un solo individuo en las alcaldías Cuauhtémoc, Coyoacán y Benito Juárez. 

La gente ya no sabe de dónde, ni cómo ni cuándo vendrá la amenaza. Tan solo en la Ciudad de México operan 20 grupos criminales distribuidos en once de las 16 alcaldías que conforman la metrópoli, según reconoció recientemente la Secretaría de Seguridad Ciudadana capitalina.

Existen tres alcaldías en la Ciudad de México que arrojan un mayor porcentaje de incidencia delictiva. De acuerdo con el último estudio realizado por la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de la Ciudad de México (Canaco-CDMX), la incidencia delictiva más alta de la capital del país se concentra en tres localidades: Tláhuac (25.7%), Cuauhtémoc (24.1%) e Iztapalapa (20.9%).

Por otro lado, Benito Juárez, Coyoacán y Cuauhtémoc son alcaldías donde más se presenta el delito de cobro por derecho de piso. En 2021, hubo un incremento de este delito en la CDMX de 11.2%, según la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

Es igualmente singular la falta de acción de las policías y de las autoridades por resolver estas problemáticas que, si están teniendo altibajos en algunos rubros, hay que reconocerlo en parte, debido a la pandemia y a los cambios que generó en la vida económica y social, al fortalecimiento del trabajo remoto y al auge de las compras en línea que reducen las aglomeraciones y las oportunidades para cometer ciertos delitos.

Lo importante a resaltar es que los cambios que trajo la pandemia pudieran ser más permanentes de lo que suponíamos, puesto que están alterando la matriz de oportunidades delictivas de forma más prolongada, sin embargo, a la vez que disminuye el delito físico en algunos rubros, vemos un incremento notable en los delitos virtuales como ciberestafas y extorsiones digitales. 

No hay señales que nos permitan suponer que esta situación vaya a cambiar en el corto plazo, por lo que las autoridades deben trabajar para reducir la cifra negra en materia de extorsión, mejorar la eficiencia de los ministerios públicos y del sistema de justicia en general y en cuanto a los asaltos, de nada sirve que existan cámaras al interior del transporte público si no existe un operativo de asistencia pronta de la policía para detener a los delincuentes, se incrementen los patrullajes de la Guardia Nacional, sobre todo en la rutas más problemáticas, así como la penalidad para quienes cometen robos en motocicletas, sin que con ello se criminalice a la población por el uso de estos vehículos.

Otras propuestas es que tanto grupos de especialistas como autoridades se reúnan con los choferes de las rutas más frecuentemente atacadas para escuchar, registrar y sistematizar la información de sus experiencias, en especial de los datos que permitan identificar y localizar a los maleantes. Actualmente los choferes de las rutas se ven obligados a “cooperar” con los extorsionadores, so pena de sufrir agresiones. Por otro lado, recabar las denuncias por esos delitos, aunque quizá en su momento las víctimas no las hayan presentado.

También revisar con los agentes del ministerio público que dichas denuncias estén eficientemente recabadas. Buscar en bases de datos de las fiscalías y policías estatales, los nombres y otros referentes que aporta la gente y que permitan asociar a los delincuentes con otras denuncias de delitos similares que se hayan cometido en el pasado.

Con esa información, se tendría mejor definido el universo criminal, es decir los nombres y datos generales para identificar y ubicar a los asaltantes; y con ello, evitar la reciente e insólita inspiración a la que algunos están recurriendo en este 2022 para consumar ciertos delitos.