Rico McPRIAN

Escrito en OPINIÓN el

Ante la crítica por los incrementos de las tarifas del Metro, en la que el PRI y PAN llevaron a cabo, ¡ahora sí!, una campaña de indignación y de “defensa ciudadana” y de que la dirigencia estatal del PAN presentaran denuncias ante las Fiscalías Anticorrupción y Especializada en Delitos Electorales del Estado por la supuesta "compra" de legisladores y alcaldes para sumarlos a Movimiento Ciudadano, el gobernador respondió amagando con quitarle 300 mdp al PRI y 300 mdp al PAN Estatal para destinarlo a Metrorrey.

También, dijo, iría a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) federal acusando el robo de fondos municipales por parte de ambos partidos.

Quizás sin saberlo, el gobernador se descubrió así mismo: durante su conferencia de prensa demostró lo que le costó el matrimonio que él mismo coordinó y concretó.

Nada menos que 600 millones de pesos. El monto, proviene del Fondo Municipal de Partidos y el Fondo de Infraestructura Municipal, cuyos recursos económicos están destinados a estos partidos para que se inviertan en los municipios que gobiernan. Sin embargo, el gobernador ha dicho que ese fondo se usa discrecionalmente, beneficiando no a todos los municipios por igual, sino a unos cuantos como Juárez y San Nicolás.

Pero al responder a la amenaza del PRIAN, el gobernador demostró que él ha hecho exactamente lo mismo. Cuando inició su gobierno, lejos de cambiar las reglas del jugo, pactó con la “vieja política” para instalar un Congreso a modo que le costó, al menos, 600 millones de pesos. Como el rico McPATO, el dirigente de la “nueva política” compró voluntades por aquí y por allá a punta de presupuesto.

Es condenable y absolutamente reprochable que los fondos se utilicen de manera arbitraria para beneficiar a unos cuántos. Pero es aberrante que, antes del tan esperado divorcio, al gobernador no le molestó aliarse con estas pandillas, ni comprar voluntades, ni que continuaran beneficiando a sus compadres. La realidad es que como los de la “vieja política” a Samuel García sólo le molestó cuando tocaron sus intereses.

¡Qué vieja salió la nueva política! No le importa la gente que sufre ante los incrementos del predial, de las tarifas del agua, de las tarifas del metro, pero mueven cielo, mar y tierra cuando sus intereses, su dinero y sus proyectos están en peligro.