Cuanto daño

Créditos: Especial
Escrito en OPINIÓN el

Hasta dónde y hasta cuándo estará dispuesta la Ministra Yasmin Esquivel a sostenerse en el cargo ocupando uno de los once lugares en que se deposita todo el peso de uno de los tres poderes que conforman la república. El máximo tribunal de justicia en el país ha sido puesto en entredicho por una falta ética cometida hace años por uno de sus integrantes quien plagió “copió” casi de manera integral la tesis que como requisito académico se exige para la titulación como profesional del derecho.

La acusación de plagio no es menor cuando quien carga con tal imputación forma parte del máximo tribunal en donde se imparte la última de las instancias que interpretan el apego a la Constitución y por tanto la validez o no de cualquier acto de autoridad.

Cómo pretende la ministra imponer la autoridad jurisdiccional que le ha sido conferida, basada entre otras en sus atributos éticos como profesionista y sus conocimientos académicos como perito en derecho, si ha sido exhibida públicamente como responsable de haber cometido una falta que en los pasillos de la academia es detestable, quizá entre los académicos las más grave.

 Si el plagio hubiera sido descubierto oportunamente, sin duda alguna hoy Yasmi Esquivel no sería guardiana de la Constitución y mucho menos estaría calificada para su interpretación.

Si el daño  causado por el plagio no hubiera trascendido más que a su esfera personal, no sería motivo de discusión alguna e inclusive se limitaría a un acto de su vida privada, sin embargo la hoy Ministra debe considerar que por el peso de sus circunstancias, sostenerse en el cargo causa un  daño desproporcional al que ella pudiera estar sufriendo en caso de inocencia, supuesto éste último que ha sido superado cuando la propia UNAM determinó que la tesis en cuestión es una copia sustancial en más del 90%.

En términos jurídicos no existe duda razonable ni le es aplicable el in dubio pro reo.

La Suprema Corte de Justicia y la UNAM no merecen los calificativos que he leído y escuchado a raíz de este penoso caso. Bien habría de considerar la Ministra separarse de su cargo para tratar de zanjar este vergonzoso evento desde la intimidad de su vida privada y no continuar en el, como figura y autoridad pública.

De lo contrario su destino como persona arrastrará el destino de ambas instituciones que no merecen estar atadas a la desafortunada decisión de una estudiante que hace muchos años quebrantó las normas de quien depositó en ella toda su confianza y conocimientos.

La UNAM y la SCJN no merecen seguir siendo exhibidas y llevar este asunto hasta sus últimas consecuencias, será decisión de la Ministra acabar pronto con la deshonra. En el primer caso perderemos todos en el segundo solo ella.

“El hombre que comete un error y no lo corrige, comete otro mayor. Confucio”