Mediación

Créditos: Especial
Escrito en OPINIÓN el

Es una ironía que cuando más herramientas tecnológicas de comunicación y de información tenemos, menos podemos comunicarnos correctamente. En estos días en los que la información está disponible y al alcance de nuestras manos a través de un teléfono inteligente, en el momento en que sucede sin importar dónde, menos comunicados estamos y más conflictos tenemos.

A pesar de todo ello, los conflictos derivados de los errores en la comunicación y la desinformación aumentan la violencia que como sociedad e individuos sufrimos. Hablando de política como suelo, es en donde estos errores se multiplican y terminan por arruinar cualquier buena intención (aunque parezca imposible) que tengan nuestros gobernantes.

Solemos oír, pero no escuchar, entre tanta información, preferimos la desinformación, aquella que nos anima a seguir en la dinámica de la confrontación y la denostación de aquellos que no piensan como nosotros.

Hemos dejado a un lado la capacidad de análisis mínima a que debe someterse cualquier información que recibimos, cuál es su fuente, de quién y de dónde proviene son dos cuestionamientos básicos que debemos realizar cada que pretendemos informarnos sin importar a través de que plataforma o red social la hayamos recibido.

En cuestión de segundos nos subimos a la vorágine provocada por una “noticia”. Es ahí donde comienzan los conflictos por la posesión de la “verdad” que después y con las malas intenciones (que casi siempre tienen) nuestros políticos, hacen que perdamos objetividad en nuestros juicios y tomemos partido y así construyen sus plataformas políticas y electorales.

Ahí tenemos el conflicto en que están inmersos el poder ejecutivo y el legislativo estatal en el que la constante es un problema de comunicación, carecen de interlocutores confiables. Han llegado al extremo de hacer paro de labores, uno negándose a legislar y el otro negándose a publicar lo legislado, olvidan que quien padece las consecuencias es precisamente a quien deben el cargo que ocupan.

Es urgente que ambos solucionen sus diferencias de fondo, dejando lo superficial de otra manera la espiral conflictiva seguirá creciendo y el resultado lo conocerán en las elecciones de 2024. Se repetirá la historia.

Los mensajes que mediáticamente se intercambian son erráticos y solo elevan la temperatura del conflicto, suponen que ganando en el terreno de la opinión pública obtendrán mejores resultados conforme a sus intereses, olvidando que los actores principales son ellos y no nosotros.

Un conflicto nunca será resuelto satisfactoriamente en la plaza pública sino en el espacio común que les brinda una mesa de diálogo sin egos.

Una posibilidad es la mediación como una herramienta efectiva para la solución de su conflicto. Indispensable que encuentren a través del diálogo bien conducido la alternativa que les permita actuar responsablemente, olvidando posiciones y privilegiando los intereses de quienes representan y no los propios.

Ojalá y se volvieran promotores de la cultura de la paz que tanto pregonan. A poner el ejemplo.