Mi esperanza más grande son los actos heroicos de los niños. Mientras usted y yo (contribuyentes y votantes) estamos preocupadísimos por la “X-señal” y qué tantas groserías para caer bien documentará en un “short” Xóchitl; o por los desangelados recibimientos en los aeropuertos de Claudia así como el mérito y carisma que le hizo hoy ser prácticamente la candidata a la presidencia por el partido en el poder, y hasta por qué decidirá Marcelo sobre su “mejor ya no quiero construir la 4T… pero no quiero soltarla”, mientras, en cada ciudad de México: hay miles y miles de niños mexicanos que no comen bien porque no hay suficiente dinero en sus familias, hay miles y miles de niños que no duermen bien por miedo a ser golpeados o violados por algún familiar que vive en su casa, miles y miles de niños que no quieren ir a la escuela por sufrir alguna especie de bullying; así como miles y miles de niños que sufren por ver a sus padres y tíos impávidos e inertes, dóciles y sumisos a lo que diga el ejecutivo en turno, a lo que los intereses personales del “reyezuelo” obedezca, a lo que acontezca quizá en una borrachera o comilona de esos pocos que dicen controlar el poder en nuestra Patria; pero también, miles y miles de niños preguntándose si su generación va a ser igual; cuestionándose si -neta- el voto (secreto) es la única arma/herramienta que tienen para democratizar su país.
¿Cuántas más gestiones necesitaremos para desesperanzarnos del sistema que tenemos? ¿Cuántos siglos requerimos para antropológicamente entender que el humano se corrompe con el poder? Estos cuestionamientos, con palabras más simples, pero muy claramente, me los hicieron mis hijos de 11 y 12 años. Ellos, no encuentran lógica ni sentido que sigamos solo expectantes y apentontados con lo que nos dicen y lo que leemos o el contenidoconsumimos, que sigamos con un sistema “democrático” donde -como quiera los partidos te dicen quienes son los candidatos y no se puede elegir fuera de esos-, comenta Victoria, -es hacerse pato-. Otro comentario fue, después de explicarles cómo se ejerce el voto, si -no sería mejor que el voto no fuera secreto, para que todos pudiéramos revisar que lo que votamos, lo estén contando así-. Concluyeron los niños, que -parece que la política es como una serie de tv que tiene a todos los adultos atontados esperando un nuevo capítulo- Nuestra conversación terminó con una reflexión sobre el papel de los niños en la política; mi esperanza es que ellos dos, así como todos los que podamos sumar, se conviertan desde niños, en ciudadanos que levanten la voz, que elijan sus causas y se comprometan a tener actos heroicos que sumen a nuestro México.