No hay mejor carta de presentación para un político que los resultados que dio cuando tuvo responsabilidades a su cargo. Lo que parece una obviedad, muchas veces se pierde en la conversación pública y quienes aspiran a gobernar (de nuevo) pocas veces son confrontados con esa realidad: lo que prometen de nueva cuenta -y tuvieron oportunidad de hacer antes-, los aciertos y desaciertos de su gestión, lo que la población percibió en ese periodo.
Esto cobra especial relevancia cuando hay tanta recurrencia de las figuras políticas en nuestro Estado. En el Área Metropolitana de Monterrey (AMM), la pluralidad ha transformado el panorama político en los últimos 10 años.
En las alcaldías, pasamos de dos partidos dominantes a cinco fuerzas políticas. Sin embargo, de los 24 alcaldes y alcaldesas en ese periodo, 70 por ciento está buscando un cargo en la elección de 2024.
Aumentó la oferta de partidos, pero no la de candidatos(as). 11 de quienes fueron o son alcaldes(a) en esa década, buscan repetir: seis de manera consecutiva (Santa Catarina, Juárez, San Nicolás, Escobedo, Cadereyta y Santiago); cinco después de una pausa, y seis van por una posición en el Congreso local o de la Unión.
Por esa razón, es importante contar con datos sobre su desempeño. Esos datos tienen una doble función: conocer cómo va avanzando su gestión (mientras gobiernan), pero también seguirles la pista cuando quieren regresar a ocupar un cargo.
La “Encuesta Así Vamos”, por ejemplo, nos permite conocer la percepción de la población mientras tienen responsabilidades públicas en temas que a todos nos importan: seguridad, movilidad y servicios públicos.
Más aún: registra nuestro nivel de satisfacción con su gestión y la valoración sobre varias cualidades como gobernantes, entre las que se encuentran: honestidad, cumplimiento de promesas de campaña y capacidad de resolver los problemas del municipio.
Con esa información, hoy mejor que nunca podemos saber si el (la) alcalde(sa) que busca reelegirse (o saltar a otro puesto) ha sido percibido como funcionario comprometido y capaz; si la percepción de inseguridad ha disminuido, y si la confianza en la policía a su cargo ha aumentado o no.
En términos generales, la honestidad suele ser una característica mal evaluada por la ciudadanía y, en promedio, la aprobación de la gestión de las alcaldías (en 2023) estuvo dividida entre un 49 por ciento que aprobó a su alcalde(sa), y un 44 por ciento que no.
Detrás del promedio hay grandes rangos; tan solo en el nivel de aprobación, éste es de casi 40 puntos porcentuales entre los más aprobados (Apodaca, San Pedro), y los menos (Monterrey, García).
Frente a la decisión del 2 de junio es útil refrescar nuestra memoria con esos y otros datos que nos recuerdan hechos que ahora parecen lejanos, o que se han perdido entre tantos incidentes políticos de los últimos tres años.
La realidad es que muchos de los grandes problemas de nuestra ciudad han aumentado pese (y en ocasiones, debido) al paso de quienes buscan refrendar el voto de la población.
Y por esta razón, los datos hay que usarlos en la elección: para que quienes aspiran a gobernar sepan que en Nuevo León (en particular en el AMM) hay una huella imborrable para su futuro político y que es, ni más ni menos, que los resultados de lo que hicieron y dejaron de hacer. Para que, quienes le apuesten al olvido, los datos nos sirvan como memoria colectiva.
El autor es director de Cómo Vamos Nuevo León
direccioncvnl@comovamosnl.org