Criticar los programas sociales del Gobierno Federal en Nuevo León, es criticar la lucha contra la pobreza, es estar en contra de tratar de ayudar a los más desfavorecidos a que salgan adelante, es negar la responsabilidad de las autoridades para perseguir la justicia social. Y antes de que piense en el argumento de “hay que enseñar a pescar a la gente, no darles el pescado” déjame te doy algunos datos relevantes.
En primer lugar es para destacar que de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social, entre el 2018 y el 2022, el porcentaje de personas en pobreza multidimensional se redujo de 41.9 a 36.3%, es decir 5 millones de personas salieron de la pobreza extrema. Los programas funcionan.
Por otra parte, para el estrato de ingresos más bajos de la sociedad, la inyección económica que representan los programas sociales en sus diversas modalidades, significa un incremento en sus ingresos de casi un 20%. Lo que algunos desde el privilegio llaman “dadivas insignificantes”, para millones de personas representa un salto enorme, que les ayuda a mejorar poco a poco las difíciles circunstancias en las que les toco nacer y crecer.
Siempre escucho cuando se hacen criticas superficiales a los programas sociales “si le regalas a la gente el pescado, nunca saldrán adelante, mejor enséñales a pescar” sin embargo ¿Cómo aspiran esas personas a que la gente pueda pescar? si muchas veces ni siquiera “tienen una caña de pescar”’
Para los más de 500 mil adultos mayores que reciben un apoyo bimestral de 6 mil pesos en Nuevo León, los programas sociales no solo representan esta caña de pescar simbólica, sino que simbolizan volver a sentirse útiles, volver a sentir que no son una carga para sus familiares, tener recursos para organizar una cena con sus seres queridos, comprar ropa, alimentos, volver a sentirse valorados.
Para los 180 mil alumnos de educación básica y media superior que reciben un apoyo de 1,900 pesos bimestrales en Nuevo León, ese dinero representa que nunca más alguien deje de ir a la escuela para no tener para el camión, representa que nunca más un alumno se vea obligado a estudiar con el estómago vacío por no tener que comer.
Algunos dirán “Es que muchos se lo gastan en otras cosas” y si quizá sea cierto, pero el gobierno cumple con la labor de brindar justicia social, de brindar oportunidades. Sabemos que el humano a veces aprovecha las oportunidades y a veces no, pero estos programas son una declaración de que el Gobierno Federal jamás será omiso en buscar que todos puedan elegir tener la caña de pescar que les permita pescar.
Existe todo un catálogo adicional de programas sociales: para jóvenes con discapacidad, quienes por años fueron olvidados y tenían que luchar desde una vulnerabilidad adicional en la vida. Para jóvenes sin un padre o una madre, que tenían que crecer con solo la mitad de la protección que da el núcleo familiar, para mujeres que no solo luchan por salir adelante ellas mismas, sino para mejorar la vida de sus familias.
En total en Nuevo León se tienen al menos 1 millón de beneficiarios en esos rubros, y para ellos los programas sociales son la caña de pescar simbólica con la cual salir adelante pues ¿De qué me sirve que la gente sepa pescar, si no tiene las herramientas para hacerlo? Eso es precisamente lo que representan estos programas, un instrumento de apoyo, que les permita multiplicar los peces y las posibilidades de salir adelante.
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