Este 05 de junio conmemoramos el Día Mundial del Medio Ambiente. Para muchos puede ser una fecha más en el calendario, pero para quienes vivimos en el Área Metropolitana de Monterrey y respiramos su aire todos los días, es un recordatorio de lo que está en juego para nuestro futuro.
En los últimos meses, la calidad del aire en nuestra ciudad se ha vuelto un tema imposible de ignorar. Las alertas ambientales, los cielos opacos y las afectaciones a la salud de nuestras niñas, niños y adultos mayores nos obligan a actuar con responsabilidad. La contaminación no es solo un problema ambiental, es un problema de salud pública.
Por eso propuse elevar las penas a quienes provocan incendios. No podemos permitir que por negligencia o intereses personales se destruyan nuestras áreas verdes y se envenene el aire que respiramos. Los incendios forestales no sólo arrasan con la flora y la fauna, también impactan directamente la salud de quienes vivimos aquí. Defender el medio ambiente es, ante todo, defender la vida.
La industria le ha dado mucho a nuestro estado, y eso no se desconoce. Pero hoy más que nunca debemos repensar la forma en que entendemos el progreso. Siempre lo repito, no podemos seguir siendo una ciudad que crece a costa de su propia salud, no debemos generar riqueza a costa del medio ambiente. Al contrario, una ciudad que cuida su aire, su agua y sus áreas verdes es más atractiva para invertir y, sobre todo, más digna para vivir. El verdadero progreso es el que pone en el centro a las personas,
Pero este cambio no se construye solo con leyes. También se construye desde casa. Enseñarle a nuestras hijas e hijos a cuidar su entorno, a separar la basura, a no tirar residuos en la calle, a respetar la naturaleza, es sembrar conciencia para el futuro. Y lo más importante, como adultos, es nuestra responsabilidad dar el ejemplo todos los días.
Hay quienes creen que nuestras acciones no tienen consecuencias, pero cuando hablamos del medio ambiente, basta con mirar alrededor para darnos cuenta de que hoy estamos enfrentando los efectos de lo que no se atendió en el pasado. Si no actuamos ahora, mañana será demasiado tarde. Tenemos que pensar con seriedad en el legado que queremos dejarle a las próximas generaciones. Este es un reto que nos toca a todos.
Sé que no hay soluciones mágicas, pero cuando se trabaja pensando en que a Nuevo León le vaya bien, se pueden lograr grandes cosas. Más allá de una fecha conmemorativa, todos los días del año debemos trabajar por lo que importa, reflexionar, cambiar hábitos y pasar del discurso a la acción, empezando por lo más cercano: nuestro hogar, nuestra calle y nuestra comunidad.