Ciudad de México.- Un habitante de la Ciudad de México convirtió un meme en realidad, ya que tras el sismo de magnitud 7.7 de este 19 de septiembre, comenzó a repartir bolillos en la calle para ayudar a pasar el susto y los momentos de tensión.
Casi una hora después de sonar la alerta sísmica como parte del simulacro nacional de este 2022, las alarmas volvieron a activarse debido a un seísmo real, el tercero en la historia que supera la magnitud de 7 y que se registra en esta fecha.
Tras el sobresalto inicial, un hombre salió a la calle para entregar pedazos de bolillo, conocido en el norte de México como ‘pan francés’, que lleva en una charola, a diferentes personas que salieron de sus casas o trabajos para resguardarse del terremoto.
Los ciudadanos que observaron al hombre con la charola comenzaron a grabarlo y se acercaron hacía donde estaba, para continuar con el video y tomar un pedazo “para el susto”, como señalan las creencias populares de los mexicanos.
Según los testigos, algunos trabajadores de un restaurante cercano entregaron los trozos de pan, como una forma de distraer a las personas que se mostraban más preocupadas y añadir algo de humor a una tragedia que pudo ser peor.
Incluso, un caricaturista publicó una ilustración en la que muestra la cantidad de bolillo que debe comer una persona, dependiendo de la intensidad del sismo.
¿Sire comer un bolillo para el susto?
De acuerdo con expertos, cada vez que una persona se asusta, el cuerpo activa un mecanismo de defensa que consiste en segregar adrenalina y cortisol, acelerando el ritmo cardiaco y que los músculos se endurezcan.
También, se produce sudoración en las manos y los niveles de glucosa en la sangre se alteran para que el organismo la guarde y disponga de ella en caso de emergencia. Además, el organismo secreta jugos gástricos que pueden ocasionar acidez o nauseas.
Debido a esto, comer un bolillo ayuda a estabilizar la glucosa en la sangre y a contrarrestar la sensación de vacío en el estómago después de un susto, ya que los carbohidratos y las grasas inhiben la producción de acido gástrico, señalan datos de la UNAM.
Aunque esta no es la única solución, ya que comer cualquier cosa o el simple acto de masticar un alimento, tiene los mismo efectos, siempre y cuando no se trate de una comida irritante.