Donald Trump ganó las elecciones presidenciales en Estados Unidos y tendrá también mayoría en las dos cámaras del Congreso de ese país. El margen de maniobra de Trump para modificar las políticas públicas estadounidenses será bastante cómodo, lo que genera nerviosismo en México, por las posturas que el hoy presidente electo manifestó en su campaña respecto a nuestro país.
Sin embargo, no percibo que Trump vaya a poder, o querer, concretar todas las amenazas que ha venido profiriendo. Al menos no de manera generalizada.
Trump es un hombre muy astuto y su discurso electoral distará mucho de su acción de gobierno, porque hará lo que tenga que hacer para relanzar la economía estadounidense y publicitar su multicitado lema de Make America Great Again. No puede hacer grande a la economía estadounidense sin apoyarse en México.
Con esto en mente, y con cierta decepción, siempre pienso que cualquiera de las potencias exportadoras del mundo, como China, Alemania, Países Bajos, Japón, Hong Kong, Corea del Sur, o el conjunto de la Unión Europea, darían lo que fuera por tener frontera con Estados Unidos, para comerciar directamente con la mayor economía del planeta.
México, sin embargo, comparte más de 3,000 kilómetros de frontera con Estados Unidos y nos falta mucho para aprovechar todo el potencial que esta localización nos brinda.
Dejando de lado las posturas políticas, el comercio exterior debe ser una palanca para el desarrollo en todos los ámbitos de México, con o sin Donald Trump.
Según el US Bureau of Transportation Statistics, durante el 2023 se transportó por vía carretera o ferroviaria el 84.5% del valor del comercio exterior entre México y Estados Unidos. Por ello, los puentes internacionales y los cruces ferroviarios del país con su vecino del norte deberían ser una prioridad para los tres niveles de gobierno.
La infraestructura carretera y ferroviaria transfronteriza con Estados Unidos es la plataforma del comercio internacional de México y debe ser conservada e incrementada para reducir el costo de transporte en las operaciones del comercio terrestre.
Nuestro gobierno debe asignar la máxima prioridad a los cruces fronterizos y hacer un esfuerzo sin precedentes por aumentar y modernizar la infraestructura de transporte binacional en los estados que colindan con EU.
Estos son algunos proyectos prioritarios para fortalecer la infraestructura fronteriza entre ambas naciones:
El cruce internacional de Mesa de Otay II en Baja California
El nuevo cruce ferroviario en Naco, Sonora
Los nuevos puentes internacionales de Anapra y Fabens, en Ciudad Juárez-El Paso
El nuevo puente internacional Del Río-Ciudad Acuña, Coahuila
La ampliación del puente internacional en Colombia, NL
El nuevo puente internacional de carga en Ciudad Mier, Tamaulipas
El Puente Internacional III y el Puente Ferroviario de Nuevo Laredo, Tamaulipas
La ampliación a cuatro carriles del tramo libre La Gloria-San Fernando, Tamaulipas
El puente 4/5 de Nuevo Laredo, Tamaulipas
Diversos proyectos de libramientos carreteros y ferroviarios en los estados del norte, como la Carretera La Gloria-Colombia
En la zona norte de México se requieren todos los cruces, todas las carreteras y toda la infraestructura posible para incrementar la competitividad de nuestro país y montarnos por ahora en la ola del nearshoring, pero construyendo la plataforma logística de gran envergadura que necesitan el país y Estados Unidos para aprovechar sus ventajas comparativas y comerciar de manera eficiente.
México tiene otras formidables ventajas para su desarrollo: cuenta con 7,828 kilómetros de litoral con el Pacífico, 3,294 kilómetros con el Atlántico, grandes recursos hídricos, minerales, gran superficie cultivable y maderable y recursos de todo tipo.
Sin embargo, esas ventajas palidecen ante la gran ‘mina de oro’ que representa el comercio con la economía más grande del globo, pues la infraestructura terrestre transfronteriza aporta casi nueve de cada 10 dólares del valor del comercio internacional, vinculando y potenciando también el resto de los sectores de la economía mexicana.
Dejando de lado los traumas ancestrales respecto a Estados Unidos, la ubicación geográfica de México nos brinda ventajas y oportunidades excepcionales, que debemos aprovechar como prioridad.