En la mira: El efecto Tesla

No es casualidad que Tesla se decantara por Nuevo León para construir su nueva planta. El estado ofrece una ubicación estratégica y condiciones inmejorables para una empresa con visión global como la de Musk

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El término “gigafactory” fue acuñado en 2013 por Elon Musk, el dueño de Tesla, al hablar de la necesidad masiva de producción de baterías eléctricas para sus automóviles.

Aunque el concepto hace referencia a Gigawatts, medida usada para calcular la producción de las plantas eléctricas, con el tiempo pasó a definir a las fábricas de gran escala de la automotriz estadounidense.

La gigafactory que Tesla comenzará pronto a edificar en Santa Catarina será la sexta en su tipo a nivel mundial y su impacto en el estado y el país será sumamente trascendental.

En empleos, se espera que la nueva la fábrica supere los 7,000, sólo considerando a quienes trabajarán dentro de las instalaciones.

Pero sus efectos son potencialmente multiplicadores, ya que al atraer a sus propios proveedores y detonar el desarrollo de proveedores locales, Tesla generará un enorme aumento en la demanda de mano de obra, principalmente calificada.

Basta ver el caso Kia, la armadora coreana que en 2016 puso a funcionar su mega planta de Pesquería, proyecto que hoy genera más de 60,000 empleos, entre directos e indirectos.

Sin embargo, las inversiones de Kia sumaron $3,000 millones de dólares junto con sus proveedores, mientras que en el caso Tesla se habla de al menos $4,500 millones, y de hasta $10,000 millones en su etapa de maduración.

Más allá de las discusiones políticas y protagonismos aflorados alrededor de la nueva planta, la decisión se basó fundamentalmente en criterios de mercado. 

Antes de decantarse por Nuevo León, Tesla analizó decenas de posibles sedes y la entidad le ofrecía las mejores condiciones, tanto por su ubicación estratégica, como por sus muchas fortalezas en los rubros industrial, empresarial y de innovación.

En principio, Monterrey está a sólo 600 kilómetros de Austin, Texas, ciudad que alberga la sede de Tesla y una de sus cinco gigafábricas. 

El mercado estadounidense es el más importante para toda la industria automotriz mexicana, que es la que más exporta del país.

Además, Tesla tiene ahí el 91% del mercado de autos eléctricos.

A ello hay que sumar el fácil acceso a canales internacionales de distribución que ofrece nuestro estado y su mano de obra versátil, eficiente  y adaptable.

Para saber lo que pasará con la llegada de Tesla al estado, hay que voltear, de nuevo, al ejemplo de Kia.

Cuando la asiática arrancó su planta en Pesquería, ostentaba sólo el 3.3% del mercado mexicano, y hoy ya controla el 8.2%, es decir, el triple.

Además, Kia fabrica actualmente el auto más vendido en todo el país, el modelo Rio, que el año pasado fue la elección en una de cada cinco compras de autos nuevos.

Indudablemente, los carros eléctricos aún tienen una penetración escasa en México, pero la llegada de Tesla también sensibilizará a los consumidores locales hacia esta opción.

La empresa estadounidense cuenta actualmente con cinco gigafábricas, tres en Estados Unidos, una en China y otra en Alemania. 

La primera de ellas la empezó a construir hace apenas siete años, y desde entonces ha encabezado una de las mayores expansiones industriales de los últimos tiempos, donde Nuevo León será, muy pronto, un claro protagonista.

Tesla pretende pasar de 1.4 millones de autos vendidos en 2022, hasta 20 millones para el 2030. Además, la nueva planta regia albergará su nueva generación de vehículos de bajo costo, que serán clave en esta expansión.

Continuamente, el gobernador Samuel García ha hecho público su beneplácito por la llegada de la nueva planta. Y no es para menos, pues más allá de la clara participación que él tuvo para facilitar este arribo, el estado que gobierna se apresta a vivir un auténtico parteaguas en su categoría de gran polo industrial de México.