Desde la Calle: ¿De Quién es la Calle?

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Desde la calle: ¿De quién es la calle?

¡Váyanse a la Alameda! ¡Quítense a la chingada! ¡Súbanse a la banqueta! ¡Las calles son para los coches! Son frases que nos lanzan algunas personas conductoras de vehículos motorizados en nuestro diario pedalear por la ciudad, usualmente acompañadas de un claxonazo o hasta un “arrimón de lámina”.

Mucha gente estará de acuerdo con la gastada frase-queja: “Es que no hay cultura vial”, yo digo que, primeramente: No hay educación, sí, esa que te enseñan en casa, la que tiene que ver con el mínimo respeto, respeto a los derechos de los demás, a la vida, a las leyes y hasta el sentido común que es el menos común de los sentidos.

A eso me refiero cuando hablo de esta “ciudad caníbal”, donde reina el agandalle y el valemadrismo, donde voy primero yo y mi prisa, y acelero para llegar bien rápido al siguiente semáforo.

Y segundamente: ¿Cómo va a haber cultura vial? Si las licencias para manejar se entregan en el mejor de los casos haciendo un ridículo y facilón examen de opción múltiple, luego de darte chanza de leer un panfleto que trae algunas simplezas extraídas del Reglamento de Tránsito.

Y digo en el mejor de los casos porque hasta con una lana te la saca (la licencia) un “coyote” de los que merodean las oficinas de tránsito de casi cualquier municipio. La autoridad, sin el menor recato, entrega licencias para conducir un arma de una tonelada que fácilmente puede matar a quien se le ponga enfrente.

Pero, ¿de quién es la calle? La propiedad privada termina en los límites de lo que la escritura o el plano de un inmueble o terreno marca, las banquetas no son propiedad privada, forman parte del espacio público: aceras, calles, parques, plazas, puentes y avenidas no son “del coche”, son de todas y todos.

Si le echamos un ojito al Reglamento de Tránsito Homologado, veremos que existe la jerarquía en el uso del espacio público, usualmente conocida como “Pirámide de la movilidad” donde sin excluir a nadie, nos marca quiénes de las personas usuarias de dicho espacio público tienen prioridad de uso y de paso en la calle.

En primerísimo lugar va el peatón, ¿Y quiénes son peatones? Toda persona que se desplaza a pie, en silla de ruedas, empujando una carriola, con alguna discapacidad motriz, etc. Y no solo tenemos que usar las banquetas, las calles también son caminables, así que “respeto”.

En segundo lugar, las personas que nos movemos en bicicleta o algún otro medio no motorizado, y es así porque somos muy vulnerables, siempre que un peatón o ciclista está en la calle quienes manejan un automóvil deben hacer alto y dar el paso o rebasarnos a distancia (1.5 metros, mínimo) y velocidad prudente.

Luego el transporte público masivo, las motos y el último en el derecho de usar la calle es el automóvil particular, no solo está en la ley, sino que es un estándar que están integrando los países en vías de desarrollo y que ya hace tiempo lo implementaron ciudades del primer mundo.

Ya con esto me despido… Si aceleras por premura o por maldad,

no seas cabra haz cultura, #RespetaLaPrioridad.